viernes Santo: celebración a las 18:45 (15 minutos antes de lo anunciado en días anteriores) https://us04web.zoom.us/j/843225647
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ESQUEMA DE LA CELEBRACIÓN
(Lo iremos completando con vuestras participaciones)
VIERNES SANTO -2020-
En Jesús, el dolor no tiene la última palabra, porque él lo vive en una dinámica de amor y de servicio.
Algunas cosas para preparar antes de la celebración
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Una cruz o un símbolo. Cada persona -o en familia- buscáis un símbolo que pueda representar tu cruz personal, la cruz de tu familia, la cruz de la gente, de la sociedad, del mundo…
También puede ser algo que represente lo que significa para vosotros la cruz . Ese símbolo elegido lo compartiremos en el momento de la adoración de la Cruz. -
Vídeo para los de primera comunión, ecologistas y demás:
¿Qué pasó el viernes Santo? Para niños. Pincha aquí.
Saludos de bienvenida y saludo del celebrante
* Nos damos los buenos días y vamos saludando a las casas que vayan entrando en esta «iglesia virtual» de Santa Irene.
* Saludo del sacerdote: En Jesús Dios se hace cercano a todas y todos. Que Jesús, el amigo de la vida,esté siempre con vosotros.
La celebración de hoy, Viernes Santo, nos sitúa de una manera tremendamente cruda ante el dolor, ante el sufrimiento, ante la muerte. El dolor, el sufrimiento, la muerte, los podemos encajar y vivir de diferentes maneras. Las lecturas de hoy nos sugieren dos de esas maneras.
La primera manera cristiana de vivir el dolor, el sufrimiento, la muerte tiene que ver con su conocimiento, su reconocimiento. Lo primero, entonces, es abrir los ojos, dejar que ese mal, ese dolor, ese sufrimiento, esa muerte nos afecte, nos conmueva, nos lleve a percibir nuestra fragilidad extrema y la de la gente que nos rodea. Cómo lo vivo yo ¿Cierro los ojos ante el dolor, huyo de él? ¿Lo hago sencillamente mío?
Y la segunda manera cristiana de vivir el dolor, el sufrimiento, la muerte, tiene que ver con el convencimiento de negarle la última palabra. El dolor no tiene la última palabra en Jesús, porque él lo vive en una dinámica de amor y de servicio. Eso es lo que lo hace soberano ante el dolor, ante la muerte; eso es lo que lo hará triunfador. Para él es más fuerte la corriente de amor servidor que lo arrastra, que la corriente del dolor que lo consume.
Hoy toca contemplar a Jesús doliente en el dolor de tantos hermanos y hermanas, suyas y nuestras, con las que él quiso identificarse. Y dejar que el dolor actúe en nosotros de forma salvadora, redentora, como actuó en él.
Comenzamos la celebración con un momento de profundo silencio. Un hombre ha muerto.
Mientras se escucha la canción:
“Le mataron un día de madrugada” de Ricardo Cantalapiedra
vamos viendo imágenes de la cruz
Oración – colecta
Recuerda, Señor, que tu ternura y tu misericordia son eternas;
protégenos siempre,
pues Jesucristo, tu Hijo, ha entregado su vida en favor nuestro;
ayúdanos a nosotros, tus hijos, a seguir el camino de Jesús.
Te lo pedimos por él, por Jesucristo nuestro Señor. Amén.
1ª parte. La Palabra
Salmo 30 (2.6.12-13.15-16.17.25)
Si tenéis el salmo a mano (en la web, impreso…)
lo leemos juntos
Padre, a tus manos encomiendo mi espíritu.
A ti, Señor, me acojo.
No quede yo nunca defraudado.
Tú, que eres justo, ponme a salvo.
A tus manos encomiendo mi espíritu:
Tú, el Dios leal, me librarás.
Padre, a tus manos encomiendo mi espíritu.
Soy la burla de todos mis enemigos,
la irrisión de mis vecinos,
el espanto de mis conocidos.
Me ven por la calle y escapan de mí.
Me han olvidado como a un muerto;
me han desechado como a un cacharro inútil.
Padre, a tus manos encomiendo mi espíritu.
Pero yo confió en ti, Señor, te digo:
«Tú eres mi Dios».
En tus manos están mis azares;
líbrame de los enemigos que me persiguen.
Padre, a tus manos encomiendo mi espíritu.
Haz brillar tu rostro sobre tu siervo,
sálvame por tu misericordia.
Sed fuertes y valientes de corazón
los que esperáis en el Señor.
Del evangelio de Juan (13, 1-15)
C. Acabada la cena , salió Jesús con sus discípulos al otro lado del torrente Cedrón, donde había un huerto, y entraron allí él y sus discípulos. Judas, el traidor, conocía también el sitio, porque Jesús se reunía a menudo allí con sus discípulos. Judas entonces, tomando la patrulla y unos guardias de los sumos sacerdotes y de los fariseos, entró allá con faroles, antorchas y armas. Jesús sabiendo todo lo que venía sobre él, se adelantó y les dijo:
+ «¿A quién buscáis?».
C. —Le contestaron:
S. —«A Jesús, el Nazareno».
C. Les dijo Jesús:
+ «Yo soy».
C. Estaba también con ellos Judas, el traidor. Al decirles: «Yo soy», retrocedieron y cayeron a tierra. Les preguntó otra vez:
+ «¿A quién buscáis?».
C. Ellos dijeron:
S. —«A Jesús, el Nazareno».
C. Jesús contestó:
+ «Os he dicho que soy yo. Si me buscáis a mí, dejad marchar a éstos».
C. Y así se cumplió lo que había dicho: «No he perdido a ninguno de los que me diste». Entonces Simón Pedro, que llevaba una espada, la sacó e hirió al criado del sumo sacerdote, cortándole la oreja derecha. Este criado se llamaba Malco. Dijo entonces Jesús a Pedro:
+ «Mete la espada en la vaina. El cáliz que me ha dado mi Padre, ¿no lo voy a beber?».
C. La patrulla, el tribuno y los guardias de los judíos prendieron a Jesús, lo ataron y lo llevaron primero a Anás, porque era suegro de Caifás, sumo sacerdote aquel año; era Caifás el que había dado a los judíos este consejo: «Conviene que muera un solo hombre por el pueblo».
Simón Pedro y otro discípulo seguían a Jesús. Este discípulo era conocido del sumo sacerdote y entró con Jesús en el palacio del sumo sacerdote, mientras Pedro se quedó fuera a la puerta. Salió el otro discípulo, el conocido del sumo sacerdote, habló a la portera e hizo entrar a Pedro. La criada que hacía de portera dijo entonces a Pedro:
S. —«¿No eres tú también de los discípulos de ese hombre?».
C. Él dijo:
S. —«No lo soy».
C. Los criados y los guardias habían encendido un brasero, porque hacía frío, y se calentaban. También Pedro estaba con ellos de pie, calentándose.
El sumo sacerdote interrogó a Jesús acerca de sus discípulos y de la doctrina. Jesús le contesto:
+ «Yo he hablado abiertamente al mundo; yo he enseñado continuamente en la sinagoga y en el templo, donde se reúnen todos los judíos, y no he dicho nada a escondidas. ¿Por qué me interrogas a mí? Interroga a los que me han oído, de qué les he hablado. Ellos saben lo que he dicho yo».
C. Apenas dijo esto, uno de los guardias que estaba allí le dio una bofetada a Jesús, diciendo:
S. —«¿Así contestas al sumo sacerdote?».
C. Jesús respondió:
+ «Si he faltado al hablar, muestra en qué he faltado; pero si he hablado como se debe, ¿por qué me pegas?».
C. Entonces Anás lo envió atado a Caifás, sumo sacerdote.
C. Simón Pedro estaba en pie, calentándose, y le dijeron:
S.— «¿No eres tú también de sus discípulos?».
C. Él lo negó, diciendo:
S.— «No lo soy».
C. Uno de los criados del sumo sacerdote, pariente de aquel a quien Pedro le cortó la oreja, le dijo:
S.— «¿No te he visto yo con él en el huerto?».
C. Pedro volvió a negar, y enseguida canto un gallo.
Reflexión Compartida
Frente a la valentía de Jesús confesando YO SOY,
el miedo de Pedro diciendo: NO LO SOY…
No te conozco…
– en el compañero que necesita comprensión. No te conozco…
– en el anciano de mi barrio que vive una soledad no deseada. No te conozco…
– en el parado, que por algo se habrá quedado sin trabajo. No te conozco…
– en esos inmigrantes que llegan buscando futuro. No te conozco…
…
C. Llevaron a Jesús de casa de Caifás al pretorio. Era el amanecer, y ellos no entraron en el pretorio para no incurrir en impureza y poder así comer la Pascua. Salió Pilato afuera, a donde estaban ellos, y dijo:
S. —«¿Qué acusación presentáis contra este hombre?».
C. Le contestaron:
S. —«Si éste no fuera un malhechor, no te lo entregaríamos».
C. Pilato les dijo:
S. —«Lleváoslo vosotros y juzgadlo según vuestra ley».
C. Los judíos le dijeron:
S. —«No estamos autorizados para dar muerte a nadie».
C. Y así se cumplió lo que había dicho Jesús, indicando de qué muerte iba a morir. Entró otra vez Pilato en el pretorio, llamó a Jesús y le dijo:
S. —«¿Eres tú el rey de los judíos?».
C. Jesús le contestó:
+ «¿Dices eso por tu cuenta o te lo han dicho otros de mí?».
C. Pilato replicó:
S. —«¿Acaso soy yo judío? Tu gente y los sumos sacerdotes te han entregado a mí; ¿qué has hecho?».
C. Jesús le contestó:
+ «Mi reino no es de este mundo. Si mi reino fuera de este mundo, mi guardia habría luchado para que no cayera en manos de los judíos. Pero mi reino no es de aquí».
C. Pilato le dijo:
S.— «Conque, ¿tú eres rey?».
C. Jesús le contestó:
+ «Tú lo dices: soy rey. Yo para esto he nacido y para esto he venido al mundo: para ser testigo de la verdad. Todo el que es de la verdad escucha mi voz».
C. Pilato le dijo:
S. —«Y, ¿qué es la verdad?».
C. Dicho esto, salió otra vez a donde estaban los judíos y les dijo:
S. —«Yo no encuentro en él ninguna culpa. Es costumbre entre vosotros que por Pascua ponga a uno en libertad. ¿Queréis que os suelte al rey de los judíos?».
C. Volvieron a gritar:
S. —«A ése no, a Barrabás».
C. El tal Barrabás era un bandido.
C. Entonces Pilato tomó a Jesús y lo mandó azotar. Y los saldados trenzaron una corona de espinas, se la pusieron en la cabeza y le echaron por encima un manto color púrpura; y, acercándose a él, le decían:
S.— «¡Salve, rey de los judíos!».
C. Y le daban bofetadas. Pilato salió otra vez afuera y les dijo:
S. —«Mirad, os lo saco afuera, para que sepáis que no encuentro en él ninguna culpa».
C. Y salió Jesús afuera, llevando la corona de espinas y el manto color púrpura. Pilato les dijo:
S. —«Aquí lo tenéis».
C. Cuando lo vieron los sumos sacerdotes y los guardias, gritaron:
S. —«¡Crucifícalo, crucifícalo!».
C. Pilato les dijo:
S. —«Lleváoslo vosotros y crucificadlo, porque yo no encuentro culpa en él».
C. Los judíos le contestaron:
S. —«Nosotros tenemos una ley, y según esa ley tiene que morir, porque se ha declarado Hijo de Dios».
C. Cuando Pilato oyó estas palabras, se asustó aún más y, entrando otra vez en el pretorio, dijo a Jesús:
S. —«¿De dónde eres tú?».
C. Pero Jesús no le dio respuesta. Y Pilato le dijo:
S. —«¿A mí no me hablas? ¿No sabes que tengo autoridad para soltarte y autoridad para crucificarte?».
C. Jesús le contestó:
+ «No tendrías ninguna autoridad sobre mí, si no te la hubieran dado de lo alto. Por eso el que me ha entregado a ti tiene un pecado mayor».
C. Desde este momento Pilato trataba de soltarlo, pero los judíos gritaban:
S. —«Si sueltas a ése, no eres amigo del César. Todo el que se declara rey está contra el César».
C. Pilato entonces, al oír estas palabras, sacó afuera a Jesús y lo sentó en el tribunal, en el sitio que llaman «el Enlosado» (en hebreo Gábbata). Era el día de la Preparación de la Pascua, hacia el mediodía. Y dijo Pilato a los judíos:
S. —«Aquí tenéis a vuestro rey».
C. Ellos gritaron:
S. —«¡Fuera, fuera; crucifícalo!».
C. Pilato les dijo:
S. —«¿A vuestro rey voy a crucificar?».
C. Contestaron los sumos sacerdotes:
S. —«No tenemos más rey que al César».
C. Entonces se lo entregó para que lo crucificaran.
Reflexión Compartida
En el tribunal de Pilato nos encontramos con tres actitudes ante LA VERDAD:
Jesús muere por defenderla.
Los judíos la aplastan porque les molesta.
Pilato la condena para no comprometerse: dejaría de ser amigo del Cesar
¿Cuáles son mis verdades?
C. Tomaron a Jesús, y él, cargando con la cruz, salió al sitio llamado «de la Calavera» (que en hebreo se dice Gólgota), donde lo crucificaron; y con él a otros dos, uno a cada lado, y en medio, Jesús. Y Pilato escribió un letrero y lo puso encima de la cruz; en él estaba escrito: «Jesús, el Nazareno, el rey de los judíos».
Leyeron el letrero muchos judíos, porque estaba cerca el lugar donde crucificaron a Jesús, y estaba escrito en hebreo, latín y griego.
Entonces los sumos sacerdotes de los judíos dijeron a Pilato:
S. —«No escribas: «El rey de los judíos», sino: «Éste ha dicho: Soy el rey de los judíos»».
C. Pilato les contestó:
S. —«Lo escrito, escrito está».
C. Los soldados, cuando crucificaron a Jesús, cogieron su ropa, haciendo cuatro partes, una para cada soldado, y apartaron la túnica. Era una túnica sin costura, tejida toda de una pieza de arriba a abajo. Y se dijeron:
S. —«No la rasguemos, sino echemos a suerte, a ver a quién le toca».
C. Así se cumplió la Escritura: «Se repartieron mis ropas y echaron a suerte mi túnica». Esto hicieron los soldados.
C. Junto a la cruz de Jesús estaban su madre, la hermana de su madre, María, la de Cleofás, y María, la Magdalena. Jesús, al ver a su madre y cerca al discípulo que tanto quería, dijo a su madre:
—«Mujer, ahí tienes a tu hijo».
C. Luego, dijo al discípulo:
—«Ahí tienes a tu madre».
C. Y desde aquella hora, el discípulo la recibió en su casa.
C. Después de esto, sabiendo Jesús que todo había llegado a su término, para que se cumpliera la Escritura dijo:
—«Tengo sed».
C. Había allí un jarro lleno de vinagre. Y, sujetando una esponja empapada en vinagre a una caña de hisopo, se la acercaron a la boca. Jesús, cuando tomó el vinagre, dijo:
—«Está cumplido».
C. E, inclinando la cabeza, entregó el espíritu.
Escuchamos la Saeta de Serrat
C. Los judíos entonces, como era el día de la Preparación, para que no se quedaran los cuerpos en la cruz el sábado, porque aquel sábado era un día solemne, pidieron a Pilato que les quebraran las piernas y que los quitaran. Fueron los soldados, le quebraron las piernas al primero y luego al otro que habían crucificado con él; pero al llegar a Jesús, viendo que ya había muerto, no le quebraron las piernas, sino que uno de los soldados, con la lanza, le traspasó el costado, y al punto salió sangre y agua. El que lo vio da testimonio, y su testimonio es verdadero, y él sabe que dice verdad, para que también vosotros creáis. Esto ocurrió para que se cumpliera la Escritura: «No le quebrarán un hueso»; y en otro lugar la Escritura dice: «Mirarán al que atravesaron».
C. Después de esto, José de Arimatea, que era discípulo clandestino de Jesús por miedo a los judíos, pidió a Pilato que le dejara llevarse el cuerpo de Jesús. Y Pilato lo autorizó. Él fue entonces y se llevó el cuerpo. Llegó también Nicodemo, el que había ido a verlo de noche, y trajo unas cien libras de una mixtura de mirra y áloe. Tomaron el cuerpo de Jesús y lo vendaron todo, con los aromas, según se acostumbra a enterrar entre los judíos. Había un huerto en el sitio donde lo crucificaron, y en el huerto un sepulcro nuevo donde nadie había sido enterrado todavía. Y como para los judíos era el día de la Preparación, y el sepulcro estaba cerca, pusieron allí a Jesús.
Palabra del Señor.
2ª Parte. Oración Universal y Adoración de la Cruz
Unimos en un mismo momento la adoración de la cruz y la oración universal
Os pedimos que cada uno busque un símbolo que pueda representar
tu cruz personal,
la cruz de tu familia,
la cruz de la gente, del mundo, de la sociedad…
1er momento: las cruces de la gente, de la sociedad, del mundo, de la iglesia…
Presidente
Después de haber evocado la pasión y la muerte de Cristo, conscientes de que hemos sido salvados por su amor hasta el extremo en la cruz, y agradecidos porque su entrega es gracia para todos los hombres y mujeres, abrimos ahora nuestro corazón a la humanidad entera y ponemos a los pies de Cristo las necesidades de la Iglesia y del mundo.
* Tengamos presentes en este día de Viernes Santo a todos los ancianos, hombres y mujeres que acumulan la experiencia del trabajo y de la vida.
- Para que no pierdan las ganas de vivir, para que encuentren compasión y cariño a su alrededor, para que sepamos ayudarles a vivir con gozo y serenidad, haciéndoles una vida más agradable…
* Recordamos, ahora, Señor, a los que no tienen casa donde vivir, a los que pasan las noches y los días en la calle, o en pisos injustamente encarecidos, o hacinados en unos pocos metros cuadrados…
- Para que tengamos valentía de conocerlos por su nombre y de ver ellos tu rostro; para que denunciemos la injusticia de unos precios que dejan sin hogar a los más pobres y necesitados; para que seamos capaces de luchar por una vivienda digna para todos.
*…
Algunos presentamos libremente el símbolo que pueda representar
la cruz de la gente, del mundo, de la sociedad, de la Iglesia…
Te lo pedimos todo por Jesucristo, nuestro Señor.
2º momento: contemplación y adoración de la Cruz
«Hazme una cruz sencilla, carpintero,
sin añadidos ni ornamentos.
Que se vean desnudos los maderos;
desnudos…y decididamente rectos:
los brazos en abrazo hacia la tierra,
el astil disparándose a los cielos., .
Que no haya un solo adorno que distraiga ese gesto,
este equilibrio humano de los dos mandamientos. . .
Sencilla, sencilla…
Hazme una cruz sencilla, carpintero»
Invitamos a un momento de silencio, de contemplación de la cruz,
a contemplar la cruz del que dando la vida hasta el extremo
nos abrió el camino de la vida.
Tanto amó Dios al mundo… tanto…
3er momento: mi cruz y la de mi familia
Invitamos a un momento de silencio, de contemplación de la cruz,
En ella colgamos nuestros fracasos, nuestros sufrimientos…
Algunos presentamos libremente el símbolo que pueda representar
tu cruz personal,
la cruz de tu familia,
3ª Parte. En comunión
Invitación a la Comunión
En este día en que recordamos la pasión y muerte de Jesús, el Cristo, nos disponemos a recibir su cuerpo resucitado, pero en cuyas manos, pies y costado permanecen las huellas de la pasión de todos los hombres y mujeres de la historia. Nuestra comunión es comunión con toda la humanidad sufriente, de la que Cristo, incluso resucitado, participa.
ORACIÓN después de la Comunión
Dios padre todopoderoso, rico en misericordia, que nos has renovado con la muerte y resurrección de Jesucristo, no dejes de tu mano la obra que has comenzado en nosotros, para que nuestra vida, por la comunión con tu hijo Jesús, se entregue con verdad en tu servicio y el de nuestros hermanos. Por él, por Jesucristo, nuestro Señor. AMEN.
ORACIÓN sobre el Pueblo
Que tu bendición, Señor, descienda con abundancia sobre este pueblo,
que ha celebrado la muerte de tu Hijo
con la esperanza de su santa resurrección;
venga sobre él tu perdón, concédele tu consuelo,
acrecienta su fe, y consolida en él la redención eterna.
Por Jesucristo nuestro Señor. AMEN.