DOMINGO 3º DE PASCUA 26 de abril: A LAS 12:30
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ID de reunión: 875 2595 4454
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ESQUEMA DE LA CELEBRACIÓN
(Agradecemos a las familias de la comunidad «CLIP», seglares Claretianos, la preparación)
DOMINGO 3º DE PASCUA -26 abril 2020-
El camino se hace largo, a veces duro, y cuesta mantener los ojos abiertos.
Pero Jesús vuelve a ponerse a nuestro lado para compartir nuestro camino, para tocar el corazón y volver a ilusionarnos con su Espíritu resucitado.
Algunas cosas para preparar antes de la celebración
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Un símbolo de compartir el camino. Cada familia elegís algo para «poner encima de la mesa» que represente «cómo nosotros compartimos nuestro camino».
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Un símbolo de compartir la mesa. Cada familia elegís algo para «poner encima de la mesa» que represente «cómo nosotros compartimos nuestra mesa».
Nos damos los buenos días y vamos saludando a las casas
que vayamos entrando en esta «iglesia virtual» de Santa Irene.
Saludo y Ambientación
- Saludo del sacerdote
- Saludo para los niños que participan de la celebración (Marina)
Este tiempo, después de Semana Santa, es el tiempo de las ¨SORPRESAS¨ de Jesús Resucitado. Y, como siempre cuando recibimos una sorpresa, nos alegramos, la disfrutamos y damos las GRACIAS.
Lo mejor de todo, además, es que JESÚS RESUCITADO, nos ha invitado a participar en sus ¨SORPRESAS¨. Quiere que le ayudemos con gestos pequeños, nacidos del corazón, para hacer más felices a los demás.
- Saludo para las familias. Sentido de la celebración (Marina)
“Y entró para quedarse con ellos. Sentado a la mesa con ellos tomó el pan, pronunció la bendición, lo partió y se lo dio. A ellos se les abrieron los ojos y lo reconocieron.”
Nos ponemos en marcha, en camino, como los dos discípulos que iban a Emaús.
Y es que esto de la resurrección es un PROCESO. La Vigilia Pascual tiene un día señalado en el calendario pero el encuentro de cada uno con el resucitado, no tiene por qué coincidir.
Dios es mucho más original, mucho más sorprendente y, sobre todo, mucho más delicado. Nos conduce y sabe lo que necesitamos.
Sabe que hay personas que no pueden esperar a que amanezca y que llegarán al sepulcro al despuntar la aurora, como María Magdalena; sabe, que otras correrán y creerán, al mismo tiempo que otras tomarán el camino contrario alejándose de Jerusalén, de Jesús.
Los dos de Emaús, se marchan abrumados por una realidad, que a sus ojos, tiene un único nombre: FRACASO. Mientras caminan comparten sus esperanzas rotas. Conversan y discuten. Se hacen preguntas. Pero andan enredados en un torbellino sin salida.
Y así, el resucitado se hace presente sin ser reconocido y lo primero que hace es ESCUCHARLES. Dejar que desahoguen el corazón.
¡Cuánta ternura y delicadeza en este gesto del Resucitado! Él, que conoce mejor que nadie lo que ha sucedido, se deja contar la historia por dos discípulos que van abandonando el seguimiento…
Jesús sigue empeñado en que no se pierda ni uno solo y hace, con cada una de nosotros, el camino. Aun cuando el camino sea equivocado.
Sabe que lo mejor para nosotros es que Le sigamos, pero cuando la vida nos llena de dudas y decidimos caminar otro camino, nos acompaña. Pierde el tiempo con nosotros. Nos escucha, nos habla. Se toma tiempo para transformarnos.
Nuestra oración de hoy puede ser la misma súplica de los dos de Emaús: “-¡Quédate con nosotros porque atardece y el día va de caída! ¡Quédate!
Canción de entrada: «Somos muchos» (Tito)
Oración – colecta
Dios y Padre nuestro:
Nuestro camino en la vida es con frecuencia pesado y molesto
Que sintamos la presencia de Jesús, tu Hijo,
como la de nuestro compañero de camino,
que viaja con nosotros y anima nuestros corazones.
Que él siga partiendo para nosotros el pan.
Abre nuestros ojos para que sepamos reconocerle
en nuestros hermanos desalentados y afligidos,
Así lo confiamos en el Espíritu de Jesús
que vive ya con nosotros por los siglos de los siglos.
Liturgia de la Palabra
Lectura del libro de los Hechos de los Apóstoles (2, 1-13) -_ _ _ _ _-
Cuando llegó la fiesta de Pentecostés, todos los creyentes se encontraban reunidos en un mismo lugar. De repente, un gran ruido que venía del cielo, como de un viento fuerte, resonó en toda la casa donde ellos estaban. Y se les aparecieron lenguas como de fuego que se repartieron, y sobre cada uno de ellos se asentó una. Y todos quedaron llenos del Espíritu Santo, y comenzaron a hablar en otras lenguas, según el Espíritu hacía que hablaran.
Vivían en Jerusalén judíos cumplidores de sus deberes religiosos, que habían venido de todas partes del mundo. La gente se reunió al oír aquel ruido, y no sabía qué pensar, porque cada uno oía a los creyentes hablar en su propia lengua. Eran tales su sorpresa y su asombro, que decían:
—¿Acaso no son galileos todos estos que están hablando? ¿Cómo es que los oímos hablar en nuestras propias lenguas? Aquí hay gente de Partia, de Media, de Elam, de Mesopotamia, de Judea, de Capadocia, del Ponto y de la provincia de Asia, de Frigia y de Panfilia, de Egipto y de las regiones de Libia cercanas a Cirene. Hay también gente de Roma que vive aquí; unos son judíos de nacimiento y otros se han convertido al judaísmo. También los hay venidos de Creta y de Arabia. ¡Y los oímos hablar en nuestras propias lenguas de las maravillas de Dios!
Todos estaban asombrados y sin saber qué pensar; y se preguntaban: ¿Qué significa todo esto?
Pero algunos, burlándose, decían: ¡Es que están borrachos!
Palabra de Dios
Sal 15,1-2.5.7-8.9-10.11
y otro lector lee las estrofas)
R/ Canción
Protégeme, Dios mío, que me refugio en ti.
Yo digo al Señor: «Tú eres mi Dios».
El Señor es el lote de mi heredad y mi copa,
mi suerte está en tu mano. R/.
Bendeciré al Señor, que me aconseja,
hasta de noche me instruye internamente.
Tengo siempre presente al Señor,
con él a mi derecha no vacilaré. R/.
Por eso se me alegra el corazón,
se gozan mis entrañas,
y mi carne descansa esperanzada.
Porque no me abandonarás en la región de los muertos,
ni dejarás a tu fiel ver la corrupción. R/.
Me enseñarás el sendero de la vida,
me saciarás de gozo en tu presencia,
de alegría perpetua a tu derecha. R/.
Lectura del santo evangelio según San Lucas (24,13-35)
Aquel mismo día, dos de los discípulos se dirigían a un pueblo llamado Emaús, a unos once kilómetros de Jerusalén. Iban hablando de todo lo que había pasado. Mientras conversaban y discutían, Jesús mismo se acercó y comenzó a caminar con ellos. Pero aunque lo veían, algo les impedía darse cuenta de quién era.
Jesús les preguntó: ¿De qué vais hablando por el camino?
Se detuvieron tristes, y uno de ellos, que se llamaba Cleofás, contestó: ¿Eres tú el único que ha estado alojado en Jerusalén y que no sabe lo que ha pasado allí en estos días?
Él les preguntó: ¿Qué ha pasado?
Le dijeron: Lo de Jesús de Nazaret, que era un profeta poderoso en hechos y en palabras delante de Dios y de todo el pueblo; y cómo los jefes de los sacerdotes y nuestras autoridades lo entregaron para que lo condenaran a muerte y lo crucificaran. Nosotros teníamos la esperanza de que él sería el que había de libertar a la nación de Israel. Pero ya hace tres días que pasó todo eso. Aunque algunas de las mujeres que están con nosotros nos han asustado, pues fueron de madrugada al sepulcro, y como no encontraron el cuerpo, volvieron a casa. Y cuentan que unos ángeles se les han aparecido y les han dicho que Jesús vive. Algunos de nuestros compañeros fueron después al sepulcro y lo encontraron tal y como las mujeres habían dicho, pero a Jesús no lo vieron.
Entonces Jesús les dijo: ¡Qué faltos de comprensión sois y qué lentos para creer todo lo que dijeron los profetas! ¿Acaso no tenía que sufrir el Mesías estas cosas antes de ser glorificado?
Luego se puso a explicarles todos los pasajes de las Escrituras que hablaban de él, comenzando por los libros de Moisés y siguiendo por todos los libros de los profetas.
Al llegar al pueblo adonde se dirigían, Jesús hizo como que iba a seguir adelante. Pero ellos lo obligaron a quedarse, diciendo: Quédate con nosotros, porque ya es tarde. Se está haciendo de noche.
Jesús entró, pues, para quedarse con ellos. Cuando ya estaban sentados a la mesa, tomó en sus manos el pan, y habiendo dado gracias a Dios, lo partió y se lo dio. En ese momento se les abrieron los ojos y reconocieron a Jesús; pero él desapareció.
Entonces se dijeron el uno al otro: ¿No es verdad que el corazón nos ardía en el pecho cuando nos venía hablando por el camino y nos explicaba las Escrituras?
Sin esperar más, se pusieron en camino y volvieron a Jerusalén, donde encontraron reunidos a los once apóstoles y a sus compañeros, que les dijeron: De veras ha resucitado el Señor, y se le ha aparecido a Simón.
Entonces ellos dos les contaron lo que les había pasado en el camino, y cómo reconocieron a Jesús cuando partió el pan.
Palabra del Señor
Momento personal y de compartir -Ángel-
Algunas claves por si nos ayudan a preparar la misa en casa
y después a compartirlo en comunidad
La importancia de los encuentros -con Jesús resucitado- y cómo transforman: del fracaso a la ilusión, del miedo al anuncio del tesoro descubierto.
¿Nos da fuerza la fe en esta situación de cuarentena, de aislamiento?
¿Cuáles son los signos de la presencia del Resucitado en tu vida?
El mejor argumento de la Resurrección no es el milagro espectacular, sino la experiencia íntima y la transformación del creyente. Reconocer a Jesús en el camino de nuestra vida:
¿En qué momentos SI hemos reconocido que Dios estaba en nuestro mismo caminar?
¿En qué cosas concretas de nuestra situación actual de COVID-19 reconocemos a Jesús?
Los discípulos no se guardan su descubrimiento para ellos, sino que vuelven a comunicarlo a los apóstoles.
¿Cómo compartimos nuestra Buena Noticia?
¿Cómo vivimos en nuestra parroquia la solidaridad? Especialmente en estos momentos de pandemia y de soledad de tanta gente.
INVITACIÓN A COMPARTIR…
Peticiones -Preces -Begoña-
- Por la Iglesia, para que en estos días que estamos viviendo sea un ejemplo de serenidad, prudencia y apoyo espiritual para los que más lo necesitan. Oremos. JESÚS RESUCITADO, ESCÚCHANOS.
- Por todos los sanitarios, capellanes de hospitales, policías, agricultores, pescadores, ganaderos y todos los profesionales que están realizando su trabajo para cubrir las necesidades de todos los ciudadanos, en estos momentos de confinamiento. Oremos. JESÚS RESUCITADO, ESCÚCHANOS.
- Por todas las personas fallecidas y por sus familiares que no han podido despedirse de ellos, para que encuentren el consuelo que necesitan. Así como también por todas las personas enfermas, para que recuperen la salud. JESÚS RESUCITADO, ESCÚCHANOS.
- Por todas aquellas personas que se encuentran solas en sus domicilios para que se sientan acompañados por Dios y por todos nosotros. JESÚS RESUCITADO, ESCÚCHANOS.
- Por los países que viven desde hace tiempo el azote de la guerra al que ahora se suma esta terrible pandemia; para que encuentren la paz deseada y la forma de superar esta enfermedad. JESÚS RESUCITADO, ESCÚCHANOS.
- Por nosotros, por nuestra comunidad parroquial, por nuestros familiares y amigos para que como Jesús resucitado sepamos dar ejemplo y esperanza a todas las personas que están a nuestro alrededor y lo necesitan. Oremo JESÚS RESUCITADO, ESCÚCHANOS.
Si alguien desea hacer su petición, lo puede hacer.
Presentamos nuestras ofrendas -Arturo y Lourdes-
No estamos solos. Igual que con los discípulos de Emaús, Jesús está a nuestro lado, nos anima y comparte con nosotros el camino, y se sienta a la mesa para compartir el pan.
Hoy queremos que cada uno presente en la Eucaristía algún objeto que simbolice cómo nosotros compartimos nuestro camino o cómo compartimos nuestra mesa.
- Algún símbolo de compartir el camino
- Algún símbolo de compartir la mesa
- Pan y Vino
Canción: «Todo lo que tengo» (Jose)
Oración ofertorio
Padre bueno:
Aquí te presentamos este pan y este vino,
signos sencillos de que tu Hijo camina con nosotros
en el camino polvoriento de la vida.
Que él haga arder nuestro corazones.
Que él sea nuestro alimento en el camino hacia ti y hacia los hermanos,
pues creemos que él es nuestro Señor resucitado,
que vive ya con nosotros por los siglos de los siglos.
Momento de la postcomunión -Sole-
Transmitiendo Esperanza
Oración después de la comunión
Gracias, Padre, por esta fiesta pascual de luz y de alegría.
Tú has salido al encuentro de la humanidad,
para hacernos entrever el misterio inescrutable
en que vivimos, nos movemos y hacia el que caminamos.
Expresamos nuestro deseo de contribuir a que todo ser humano
descubra que Tú eres Vida y nos llamas a la Vida.
Así lo confiamos en el Espíritu de Jesús
que vive ya con nosotros por los siglos de los siglos.