DOMINGO DE PASCUA: A LAS 12:30
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ESQUEMA DE LA CELEBRACIÓN
DOMINGO DE PASCUA -2020-
La respuesta a tus preguntas
Algunas cosas para preparar antes de la celebración
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Una vela. Con ella participaremos en la «Liturgia del Fuego» desde nuestra casa.
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Un símbolo que represente para vosotros la resurrección y la vida
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Vídeo para los de primera comunión, ecologistas y demás:
– ¿Qué pasó el Domingo de Resurección? Para niños. Pincha aquí.
Pregón Pascual
* Nos damos los buenos días y vamos saludando a las casas que vayan entrando en esta «iglesia virtual» de Santa Irene.
Pregón Pascual
Hermanos, hermanas, cristianos aquí presentes,
vigías que avizoráis la oscuridad y las tinieblas de la opresión y la guerra,
de las pateras a la deriva,
de los campos de refugiados,
de las desigualdades y la emigración, del odio y la mentira,
los sin techo y desahuciados,
de los parados y explotados, de la violencia de género,
del miedo, la soledad y el fracaso,
del alcohol, las drogas y los sueños rotos, de las pesadillas y fracasos,
de la noche del dolor, los lloros y la muerte…
Amigos y amigas, compañeros de vigilia, no os sintáis abrumados, no echéis a correr
ni apaguéis vuestras luces,
no abandonéis vuestro puesto de adelantado, no os durmáis,
no miréis a otro lado, no desfallezcáis; permaneced despiertos
y mantened todos vuestros sentidos atentos…
¡Esta noche va a poner fin a todas vuestras noches!
Esta noche, en la que hacemos memoria de las maravillas y prodigios de Dios
en nuestra tierra e historia,
sigue siendo noche maravillosa y prodigiosa, digna de fiesta, cantos y danzas
porque anuncia, y en ella sentimos, al sol sin ocaso,
a la luz sin tinieblas, al árbol florecido,
al fuego que abrasa,
al agua que nos quita la sed.
Hermanos, hermanas,
creyentes con esperanza renovada:
aquí llega. Pongámonos en pie, miremos al horizonte y caminemos.
Desprendámonos de la mediocridad y la vida holgada, de la estrechez y de la conformidad,
de los complejos, el miedo y la cobardía.
¡Resucitó Cristo, nuestra esperanza!
¡Él sigue vivo y dándonos vida!
¡Él pasa a nuestro lado llenándolo todo con su fragancia y vistiéndolo con su hermosura!
¡Aleluya, el Señor, Jesús Nazareno, nuestro amigo, maestro y hermano, camina a nuestro lado
abriéndonos las sendas de su reinado!
¡La creación entera se alegra y goza, canta y danza! ¡Aleluya!
Oración – colecta
Padre nuestro, que iluminas este día
con la luz de Jesús resucitado,
aviva en todos nosotros la llama de tu Espíritu
para que vivamos como hijos tuyos,
en alegría y libertad, siempre al servicio de un mundo nuevo.
Así lo confiamos en el Espíritu de Jesús
que vive ya con nosotros por los siglos de los siglos.
Liturgia de la Palabra
Lectura del libro de los Hechos de los Apóstoles (10,34a.37-43):
En aquellos días, Pedro tomó la palabra y dijo:
«Vosotros conocéis lo que sucedió en toda Judea, comenzando por Galilea, después del bautismo que predicó Juan. Me refiero a Jesús de Nazaret, ungido por Dios con la fuerza del Espíritu Santo, que pasó haciendo el bien y curando a todos los oprimidos por el diablo, porque Dios estaba con él.
Nosotros somos testigos de todo lo que hizo en la tierra de los judíos y en Jerusalén. A este lo mataron, colgándolo de un madero. Pero Dios lo resucitó al tercer día y le concedió la gracia de manifestarse, no a todo el pueblo, sino a los testigos designados por Dios: a nosotros, que hemos comido y bebido con él después de su resurrección de entre los muertos.
Nos encargó predicar al pueblo, dando solemne testimonio de que Dios lo ha constituido juez de vivos y muertos. De él dan testimonio todos los profetas: que todos los que creen en él reciben, por su nombre, el perdón de los pecados».
Palabra de Dios
CANTO DEL ALELUYA
La Pascua de mi Pascua (Pedro Casaldáliga)
Se lee mientras se escucha de fondo el Aleluya
Mi Fuerza y mi Fracaso
eres tú.
Mi Herencia y mi Pobreza. Tú mi Justicia, Jesús.
Mi Guerra y mi Paz.
¡Mi libre Libertad! Mi Muerte y mi Vida, Tú.
Palabra de mis gritos, silencio de mi espera, testigo de mis sueños,
¡cruz de mi cruz!
Causa de mi amargura, perdón de mi egoísmo, crimen de mi proceso,
juez de mi pobre llanto, razón de mi esperanza,
¡Tú!
Mi Tierra Prometida eres Tú…
La Pascua de mi Pascua
¡nuestra gloria Para siempre, Señor Jesús!
Lectura del santo evangelio según san Juan (20,1-9)
EL primer día de la semana, María la Magdalena fue al sepulcro al amanecer, cuando aún estaba oscuro, y vio la losa quitada del sepulcro.
Echó a correr y fue donde estaban Simón Pedro y el otro discípulo, a quien Jesús amaba, y les dijo:
«Se han llevado del sepulcro al Señor y no sabemos dónde lo han puesto».
Salieron Pedro y el otro discípulo camino del sepulcro. Los dos corrían juntos, pero el otro discípulo corría más que Pedro; se adelantó y llegó primero al sepulcro; e, inclinándose, vio los lienzos tendidos; pero no entró.
Llegó también Simón Pedro detrás de él y entró en el sepulcro: vio los lienzos tendidos y el sudario con que le habían cubierto la cabeza, no con los lienzos, sino enrollado en un sitio aparte. Entonces entró también el otro discípulo, el que había llegado primero al sepulcro; vio y creyó.
Pues hasta entonces no habían entendido la Escritura: que él había de resucitar de entre los muertos.
Palabra del Señor
Momento personal y de compartir
Puede servir para este momento el presentar el símbolo que he elegido para expresar qué significa para mi la resurrección y la Vida.
También puede servir el que comentemos cómo la Pascua vivida con Jesús ha podido ser una respuesta nuestros interrogantes
Credo – Liturgia del agua – Liturgia bautismal
Renovación de las promesas bautismales
Sacerdote: Al reafirmar hoy nuestro bautismo, suscribimos el compromiso de liberarnos de cualquier esclavitud y vivir como hombres y mujeres nuevos que hacen que sea posible otro mundo.
Sacerdote: ¿Estáis dispuestos a luchar contra el mal y el pecado?
Todos:
Si, yo estoy dispuesto a luchar contra mi egoísmo,
a dejar atrás mi pereza y mi comodidad,
a vencer mi cobardía y mi mentira
y a superar mi mediocridad.
Sacerdote: ¿Os comprometéis hoy con el camino de Jesús?
Todos:
Sí, yo me comprometo
a buscar a Dios por encima de todo,
a reconocer un hermano en cada hombre y cada mujer,
a perdonar siempre y no guardar rencor,
y a vivir en la alegría y en la esperanza.
Sacerdote: ¿Afirmáis vuestra fe en Dios?
Todos:
Sí, yo creo que Dios es para mí un Padre.
Hoy me pongo confiadamente en sus manos
y afirmo que su amor y su bondad
son para mí la mayor y la mejor riqueza.
Sacerdote: ¿Creéis en Jesucristo?
Todos:
Sí, yo creo en Jesús de Nazaret,
que compartió en todo nuestra vida.
Él es el camino para mis pasos
y el verdadero Salvador de mi vida.
Sacerdote ¿Creéis en el Espíritu Santo?
Todos:
Sí, yo creo en el Espíritu Santo,
Fuerza de Dios en nosotros,
que nos empuja a dar testimonio de la Fe
y a vivirla junto con otros en comunidad.
Sacerdote: Esta es nuestra fe, y es una alegría poder proclamarla a viva voz y todos juntos.
CANCIÓN: ¿El agua del Señor; ¿Agua lávame…?
Oración ofertorio
En tus manos, Padre, ponemos nuestras pequeñas vidas,
pequeñas como el pan y como el vino,
para que Tú las sigas transformando, por Jesús resucitado,
en fuente solidaridad, de paz y de justicia en nuestro mundo.
Por Jesucristo nuestro Señor.
Oración después de la comunión
Gracias, Padre, por esta noche de luz y de alegría.
Que el Espíritu de Cristo resucitado inunde
los corazones de todas las personas
en ansias de una nueva y fraterna humanidad, en justicia y en paz.
Así lo confiamos en el Espíritu de Jesús
que vive ya con nosotros por los siglos de los siglos.