Historia

Desde que Santa Irene se constituyó como parroquia a finales de 1970 (algunos lo señalan en el 67), en la calle ocho, esquina 24, de Palomeras Bajas, hasta ahora han pasado muchos años, se han recorrido muchas calles, se han cruzados muchas historias personales y comunitarias…

Mientras vamos elaborando la historia de la parroquia de Santa Irene os dejamos este escrito-reflexión que algunas personas de «La tertulia» escribieron sobre los inicios de la parroquia:

«A partir de los años sesenta, se empezó en la Iglesia y en la Sociedad, un movimiento de cambio.

Con motivo del nombramiento de Juan XXIII y de la celebración del Concilio Vaticano II. La Iglesia, empezó a cambiar. En España, el movimiento de curas obreros y más tarde el de religiosas en los barrios dio un gran giro a la Iglesia.

Varios sacerdotes se empezaron a plantear el irse a los barrios periféricos, hacer parroquias en chabolas como vivía la gente, comprometerse con el mundo obrero. Celebrar Eucaristías-Asambleas de la Comunidad cristiana. Desmantelar a la liturgia de mucha parafernalia y ofrecer servicios de educación y sanidad a la gente

Algunos curas empezaron a vivir de su trabajo (taxistas, relojeros, recogedores de basura, etc) y no de la paga de la Iglesia. Se empezaron a implicar en la lucha sindical, sufriendo las consecuencias de los propios obreros, (detenciones, interrogatorios, e incluso la cárcel).

Este movimiento de renovación de la Iglesia, coincidió con el resurgir de la clase obrera.

Esta Iglesia cercana tomó parte de este movimiento, cediendo los locales, para reuniones, participando en manifestaciones y encierros.

En este contexto nació Santa Irene. Carlos J.de Parga e Ignacio del Pon. Casi recién salidos del Seminario de vocaciones tardías pidieron al Obispo una parroquia en un suburbio. Les mandaron al barrio de chabolas de Palomeras. Allí hicieron su parroquia en una chabola y empezaron su labor parroquial

Intentaban vivir como unos vecinos más. Siempre al lado de los mas necesitados. Las celebraciones eran cercanas y participaban todos. Las homilías eran dialogadas y el Evangelio se intentaba llevar a la vida real.

La Parroquia era también lugar de reunión para la clase trabajadora, ya que el régimen prohibía estas reuniones.

Se luchaba por la educación, mejoras salariales de los trabajadores, la sanidad, la vivienda
Se intentaba que la fe y la vida fueran de la mano.

Surgieron las comunidades cristianas populares, en las que participaba toda la comunidad.

En toda España empezaron a surgir algunas parroquias de este tipo.

Los tiempos eran algo más propicios a estos cambios, y algunos obispos lo veían con buenos ojos. Pero también se contó con el rechazo de parte de la jerarquía y del clero. Surgieron muchos profetas durante este tiempo».

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